La figura de Fray Tomás de Torquemada
En el anterior post que subimos, tratamos el tema de los instrumentos de tortura que se usaron durante los siglos en los que el Tribunal de la Santa Inquisición española consentía estas máquinas como modo de castigar a los culpables de herejía, la cuál también hemos tratado anteriormente. Hoy queremos centrarnos en una figura importante a principios de la creación de este tribunal: Tomás de Torquemada. Le preguntamos a una alumna de la Universidad y nos contó para nuestra cuenta en instagram (@inquisicion_uc3m) qué recordaba sobre la inquisición, y como bien nos comentó, recuerda que empezó antes de la Edad Moderna, y por ello, hoy vamos a viajar hasta el comienzo de la época inquisidora en España.
Tomás de Torquemada nace el 14 de octubre de 1420, en el siglo XV, muy probable en Valladolid, aunque no está claro del todo, ya que algunas fuentes aseguran que pudo haber nacido en la localidad homónima de Torquemada, en Palencia. Lo más curioso es que se sabe que su familia es de ascendencia judía. Esto se conoce a raíz de que su tío es el cardenal y teólogo dominico Juan de Torquemada, quien se encargó de confesar al rey Juan II de Castilla. Tomás sigue las huellas de su tío y entra en el Convento de San Pablo, donde se ordena fraile dominico. Posteriormente será nombrado prior del convento de Santa Cruz de Segovia, e impuso la regla dominica de prudencia, rectitud y santidad, que estuvo influencia sobre los reyes de Castilla y Aragón.
A Tomás de Torquemada se le conoce por ser un hombre austero, que a pesar de que sólo tenía el título de bachiller de Teología y no el grado, se lo concedieron. A pesar de que renunció al arzobispado de Sevilla, este vivió en lujosos palacios y acumuló para sí una gran fortuna, sobretodo procedente de los bienes confiscados a los herejes, que donó a sus familiares y al monasterio de Santa Cruz de Segovia.
Debido a su reconocimiento dentro del ámbito eclesiástico, logra ser confesor real, lo cual le hizo tener mucho trato con la reina Isabel la Católica. Debido a este poder, fue considerado para el nombramiento de inquisidor general. Bajo su responsabilidad fue capaz de crear un tribunal organizado bajo las premisas marcadas por la monarquía, en el que estaba llamado a tener un papel fundamental al ser él mismo un ferviente partidario de medidas de fuerza contra los herejes.
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Figura de Tomás de Torquemada |
Durante los diez años en los que este fraile dominico se encontraba al frente del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, hasta la orden de expulsión de los judíos en 1492, se especula que hubieron más de 3.000 ejecuciones y un número elevado de encarcelamientos, confiscaciones, torturas y degradaciones públicas.
Durante los últimos años, Tomás fue perdiendo el favor real, ya que corría el rumor en la corte de que era muy controlador y el poder se le había subido a la cabeza. Estas quejas, incluso de la propia reina Isabel, acabaron llegando a Roma y en 1494 el papa de aquel entonces, Alejandro VI, nombró a cuatro nuevos inquisidores con las mismas atribuciones que Tomás de Torquemada. Se dio la excusa de la avanzada edad que tenía Tomás, restándole así el poder que el fraile tenía por orden real. Finalmente, una vez se retiró al convento de Santo Tomás de Ávila, muere en 1572.
Bibliografía:
- National Geographic España, Tomás de Torquemada, el gran inquisidor. Josep Gavaldá: https://www.nationalgeographic.com.es/historia/tomas-torquemada-gran-inquisidor_14689
- Barrios, Manuel (2010): Torquemada. Inquisidor y hereje. 176 págs. Almuzara ediciones, Barcelona.
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